viernes, 19 de junio de 2009

Cuentos de hadas


Siempre nos quejamos de que los cuentos de hadas no existen. Que en la vida real, besamos a príncipes que se transforman en sapos, y diciendo esto, somos princesas que nos olvidamos de nuestra condición de preciosas jóvenes con tiara de oro blanco, y nos caemos a los charcos donde se concentran las ranas. Nos hinchamos como ellos, a la defensiva, cuando intentan devolvernos las maravillas que aprendimos a ignorar.
El mundo real está lleno de hadas, de maravillas y de felicidad, y no hay cuento más maravilloso y real que el que podemos vivir. Pero lo desaprovechamos diciendo que todos somos sapos.
Aunque en realidad, todos tenemos los pies descalzos, esperando el zapatito de cristal. No nos acabamos de despegar de la esperanza. Estos sapitos deberían dejar de esperar y aprender a actuar, para merecer de nuevo ese trono del terciopelo de nuestro color favorito.
La nobleza siempre vivió en el alma. Las coronas siempre se llevaron en el corazón. Las hadas viven bajo el puente de nuestros pies.