lunes, 15 de octubre de 2007

Magnolia

Habia una vez una niña enamorada de una magnolia que estaba en el jardín. Se llevaba el día entero mirándola desde arriba, pues vivía en el último piso, y desde una ventanita que era lo único que daba a ese lugar. La niña era muy pequeñita y para mirarla tenía que trepar por una silla, lo que hacía que su madre gritara: ¡Dios mio, se cae, se cae abajo!. La magnolia era grande y grandes eran sus ramas. Sus hojas y flores se abrían como pañuelos que nadie cogía por estar demasiado altos. Tenían todo el tiempo necesario para envejecer y caer al suelo con un leve ruido. Pero la niña seguía soñando con que alguien conseguía tomar una flor y se quedaba esperándolo en su ventanita. En frente había un balcon con ropas puestas a secar. Cuando se secaban y empezaban a hacer ruido, una mujer las recogía. Pero un día la mujer llegó y en lugar de recogerlas, se puso a observar la magnolia, como si calculara la forma de coger una flor. Se quedo un rato larguíiiiisimo, hasta que un hombre llegó y la abrazó. Ella tambien lo abrazó y cayeron a tierra, donde se estremecieron largamente; Por fin, se quedaron dormidos. La niña estaba asombrada, pues no entendía por qué estaban durmiendo en la terraza en vez de coger la flor. Entonces apareció otro hombre muy enfadado. Se arrojó primero sobre el hombre, quien, con un salto, huyó. Después fue a por la mujer, la cogió como si no pesara y la arrojó sobre la magnolia. La mujer , en un ultimo esfuerzo se aferró a una rama y mientras ésta se rompía, tomó una flor. Y se quedó ahí, quieta, con su flor en la mano. Entonces la niña llamó a su madre y le dijo: Mamá, han tirado a una mujer sobre la magnolia y ha cogido una flor. La madre acudió y gritó que estaba muerta, desde aquel día la niña creció convencida de que para coger una flor, había que morirse

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