lunes, 26 de octubre de 2009

La metamorfosis de las necesidades


Me he llevado un lapso indefinido de tiempo pensando. No sé a partir de qué palabra, o gesto, empecé a ver a los paseantes con estos curiosos ojos, pero lo cierto es que hasta ahora, esta revelación sigue prolongándose, y espero que tarde mucho en decolorarse.
Tenía unos prototipos bastante definidos y diferenciados sobre qué tipo de persona sería capaz de condicionar el paso de mi camino. Cuando lo viera, incluso de lejos, lo reconocería.
Ahora me doy cuenta de que esas espectativas decían cosas no muy positivas de mí. Por suerte o por destino, mi mirada se ha vuelto más receptiva a cualquier atisbo de profundidad en los ojos de una persona.
Hay de mis prototipos hasta debajo de las piedras desde entonces.
No he bajado el listón -Aunque visto mi éxito amoroso, quizás debería-. Sólo es que al recapacitar, he recordado que los persistentes merecen más reconocimiento que los que tienen el talento de nacimiento. Siempre había defendido ese principio para mí, pero ¡vaya hipócrita! no lo había concedido a las personas que durante una fracción de segundo, y con solo una mirada, me demuestran que son merecedores de sus sueños.
No necesito el flechazo repentino de Cupido.
Ahora necesito un amigo que tras numerosas jornadas de risas confiadas, encaje con la carcajada clave en el momento oportuno, la llave exacta en el correcto candado.
Y que nada vuelva a ser lo mismo. Que el 'a pico y pala', consiga tallar 'te quiero' en un corazón que confiado, no sé dió cuenta de que abría sus puertas a algo más que unos momentos de risa.
Se abría al cariño... Al amor.
Y entonces, no cabrá la desconfianza, ni hará falta pronunciar palabras tópicas, porque todo estará dicho en ese 'te quiero' grabado en el corazón.

Veo a muchos con prometedores cinceles en sus miradas. Echo de menos que tallen palabras en mí.

3 comentarios:

Hilario Abad dijo...

Qué bonito

Anónima Desconocida dijo...

Dioo... Donde te enseñaron a escribir así?

JuanCar dijo...

Me encanta ^.^