- Estudiar no vale para absolutamente nada.
- Para saber no hay que estudiar.
- Para saber es necesario sentir una información.
- Sentir es, en este contexto, entender profunda y espiritualmente aquello que queremos saber.
- Para sentir no hay que estudiar.
- Para sentir hay que pensar en lo que se quiere comprender.
- Saber es sentir lo que se ha pensado.
Por tanto, pensar no es tan diferente a sentir, como algunos dicen. Son conceptos paralelos y dados de la mano.
Porque el cerebro nos puede fallar, pero el alma... El alma no.
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